La
castidad es, para los religiosos, un amor indivisible y exclusivo por Dios.
Nada ni nadie puede alejarnos de Él.
Si
has faltado a la castidad, confiésate ahora mismo y punto. La misericordia de
Dios es más grande que tu pecado. No tengas miedo, ni seas escrupuloso o
ansioso. Cuando vas a confesarte, eres un pecador con pecados. Después de la
confesión, un pecador sin ellos.
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