Hagamos que este año sea, particularmente, un año
de paz. Por eso, tratemos de hablar más con Dios y a Dios y menos cosas inútiles con las personas y a
las personas.
Entonces, desde el silencio de nuestros corazones,
podremos predicar la paz de Cristo como lo hizo Él, es decir, haciendo el bien
a los demás.
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