Todo ser humano siente nostalgia de Dios, aunque los cristianos tenemos algo más: no sólo buscamos a Dios sino que, al mismo tiempo, gozamos de su presencia permanente en medio de nosotros. También tenemos la alegría de estar muy cerca de Él cuando comulgamos. Pero para Jesús no fue suficiente convertirse en el Pan de Vida, sino que también se transformó en el hambriento, escondiéndose en el pobre. No podemos amar a Jesús solamente en la Eucaristía, sino que tenemos que poner ese amor en acción, sirviendo a los pobres. No podemos separar la Eucaristía de los pobres.
jueves, 10 de enero de 2013
Los cinco minutos de la Madre Teresa. Enero 10
Todo ser humano siente nostalgia de Dios, aunque los cristianos tenemos algo más: no sólo buscamos a Dios sino que, al mismo tiempo, gozamos de su presencia permanente en medio de nosotros. También tenemos la alegría de estar muy cerca de Él cuando comulgamos. Pero para Jesús no fue suficiente convertirse en el Pan de Vida, sino que también se transformó en el hambriento, escondiéndose en el pobre. No podemos amar a Jesús solamente en la Eucaristía, sino que tenemos que poner ese amor en acción, sirviendo a los pobres. No podemos separar la Eucaristía de los pobres.
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