Pregúntate
a ti mismo: ¿amas libremente? ¿Te has puesto totalmente en manos de Dios? La
confianza y la entrega total se realizan en la intimidad del amor y del
conocimiento.
Jesús
tuvo una confianza inamovible en su Padre. En el Huerto de los Olivos, rezando,
dijo: “Padre, si quieres, aleja de mí este caliz. Pero que no se haga mi
voluntad, sino la tuya. Luego, en el Calvario suplicó: Padre, perdónalos…
Esta
confianza era fruto del íntimo conocimiento y amor por su Padre. Jesús confió
toda su vida y su misión en las manos de su Padre. En eso consiste el amor:
confiar totalmente en el otro. ¿Tenemos esa misma confianza?
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