La
alegría es oración. La alegría es fuerza. La alegría es amor. La alegría es una
red que conquista el corazón de los demás. Dios ama a quien da con alegría,
porque damos más cuando damos con alegría. ¡Qué bueno sería aceptar con alegría
las dificultades de la vida cotidiana! ¡Con una gran sonrisa! En esta actitud,
los demás verían tus buenas obras y glorificarían al Padre.
La
mejor manera de mostrar tu gratitud a Dios y a los demás es aceptar todo con
alegría. Un corazón alegre es el reflejo de un corazón que arde de amor.
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