Si habláramos menos, si
guardáramos silencio, no faltaríamos tanto a la caridad. Pidámosle a María que
nos enseñe que el silencio nos ayudará a rezar y a escuchar y a amar como ella
ama. El silencio es una de esas cosas que nos ayudan a vivir sólo para Jesús.
Si
realmente entendemos lo que es el silencio, entendemos lo que es la oración.
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