La
alegría de Jesús resucitado es el reflejo del amor del Padre. La alegría de
Jesús es el signo de la esperanza en la eterna felicidad. La alegría de Jesús
es la llama de un ardiente amor. La Pascua es esta alegría. Pero recuerden que
nunca podrán tener alegría sin sacrificio. Este es el motivo por el que el
Viernes Santo se convirtió en Pascua.
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