Jesús rezaba: Que todos sean uno, como tú y yo somos uno. Todos los miembros de nuestra comunidad forman una sola
familia y todos tienen las mismas obligaciones, los mismos privilegios, y
trabajan para el mismo fin.
Como Jesús ya se lo
había pedido a sus discípulos, de la misma manera San pablo invita a los
primeros cristianos a ir en la misma dirección:
Que Dios, fuente
de toda paciencia y fortaleza, les permita vivir en perfecta armonía los unos
con los otros.
Por
eso, tengan un solo pensamiento y vivan en paz, y el Dios de la paz y del amor
estará con ustedes.
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