Por
todo el mundo hay mucho sufrimiento y tanta hambre de amor…Por lo tanto,
empiecen a orar con sus familias. Enséñenles a orar a sus hijos, porque un niño
que ora es un niño feliz y una familia que ora es una familia unida. Sentimos
hablar de tantas familias desunidas. ¿Por qué se han desunido? Pienso que es
porque nunca oraron juntos. Nunca fueron «uno» ante el Señor por la oración.
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