La
alegría es la mejor protección contra la tentación. El demonio es un mensajero
de malas noticias y se sirve de todas las ocasiones para inducirnos a seguirlo.
Pero un corazón alegre nos proteje de su influencia. Es por eso que Jesús
habita en aquellos que viven con alegría.
San
Francisco de Sales dijo: Un
santo triste es un mal santo. Y
Santa Teresa se preocupaba cuando veía que sus hermanas perdían la alegría.
Para nosotros la alegría es una fuente de energía.
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