En
el Evangelio leemos que Jesús dijo: He venido
para hacer la voluntad de mi Padre. Nosotros
podemos aplicar esto a nosotros mismos, porque hemos venido a hacer la voluntad
de Dios.
Jesús
dijo repetidas veces: Hágase tu
voluntad, y
nosotros decimos los mismo a través de nuestra obediencia.
La
obediencia es algo espiritual por el hecho de que se encuentra también en el
cielo. La desobediencia, en efecto, fue el primer pecado porque Lucifer rechazó
someterse, rechazó obedecer. Esto fue así también para nuestros primeros padres
Adán y Eva, quienes se resistieron a obedecer y comieron del árbol del que Dios
les había prohibido. Cada pecado de desobediencia es una continuación de ese
primer pecado.
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