Dándonos el Nuevo Mandamiento, Jesús nos dijo
que debemos amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, con toda
nuestra mente, con todas nuestras fuerzas, y a nuestro prójimo como a nosotros
mismos.
Debemos
amar a nuestro prójimo con la misma intensidad con la que amamos a Dios. Jesús
no utiliza demasiadas palabras para hacernos comprender cómo debemos amar a
nuestro prójimo. Él simplemente nos dice: Ámense los unos a los otros como yo
los he amado. Nos gusta servir a la gente que encontramos fuera de nuestras
casas, pero no tenemos tiempo de sonreir a aquellos que viven con nosotros.
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