Nos cuesta llegar a la santidad porque no vivimos completamente unidos a Jesús, porque no tenemos ese amor y esa pasión por la santidad. Queremos ser santos pero algo nos retiene, tal vez algo insignificante. Pidámosle a Él la fuerza para ser realmente santos. La persona que, cuando habla, no hiere a los demás con su lengua, ya es santa. Ser santo no es nada especial; es simplemente nuestro deber.
jueves, 18 de julio de 2013
Los cinco minutos de la Madre Teresa Junio 13
Nos cuesta llegar a la santidad porque no vivimos completamente unidos a Jesús, porque no tenemos ese amor y esa pasión por la santidad. Queremos ser santos pero algo nos retiene, tal vez algo insignificante. Pidámosle a Él la fuerza para ser realmente santos. La persona que, cuando habla, no hiere a los demás con su lengua, ya es santa. Ser santo no es nada especial; es simplemente nuestro deber.
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