No tengas miedo de ser pobre y de esa manera proclamarás la pobreza de Dios. En Roma las hermanas construyeron una casa como la de la gente pobre. Como era una casilla, no les llevó mucho tiempo hacerla. Este ejemplo concreto de pobreza fue una gracia muy grande para la gente que vive en casillas y también para otras personas.
Nosotros no estamos obligados a ser pobres, pero elegimos ser pobres por amor a Jesús, así como Cristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros.
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