Cada vez más hagan de sus casas espacios de amor y de paz. No dejen que el demonio los engañe con sus trampas, tentándolos a no ser amables sino violentos con los demás. Amen a cada persona como Jesús los ama a ustedes. Miren cómo se aman, dijo Jesús. Seamos fieles a sus enseñanzas. No echemos a perder el trabajo de Dios con nuestra falta de amabilidad.
¿Cómo pueden amar a Jesús en los demás si antes no aman a sus propias familias? Debemos hacer un verdadero esfuerzo para convertir a nuestras familias en un solo corazón que ama. Este es el signo de que Cristo está en medio de nosotros.
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