Demos
gracias a Dios por todos los beneficios. Hagámoslo a través de gestos concretos
de caridad hacia los demás. Debemos estar unidos para superar las faltas contra
la caridad, tanto en los pensamientos como en los actos. Entonces el Corazón de
Jesús encontrará en nosotros una verdadera consolación y reparación por los
pecados.
Difundamos
la devoción al Sagrado Corazón en casa y con los demás. Renovemos con gran
determinación la ofrenda de nosotros mismos para ser apóstoles del Sagrado
Corazón, aprendiendo del Corazón de Jesús cómo ser mansos y humildes.
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