miércoles, 6 de marzo de 2013

Los cinco minutos de la Madre Teresa Marzo 6



          Reflexionemos sobre la Eucaristía. Dios mismo se hace tan pequeño que sólo dos dedos pueden sostenerlo en la hostia. Hasta un niño o un moribundo pueden recibirlo. La Eucaristía está más allá de toda comprensión; sólo puede ser aceptada desde una fe profunda y por amor.
          Jesús deliberadamente nos dejó la Eucaristía, para ayudarnos a recordar todo lo que ha venido a hacer. En los evangelios, una pocas palabras narran su pasión y muerte. Estas pocas palabras –que podemos olvidar con facilidad- nos dice que Él fue coronado de espinas, flagelado y rechazado. Los evangelios evitan largas explicaciones al relatarnos la pasión, contándonos que fue flagelado pero no cuántas veces o de qué material estaba hecho el látigo.
          Pero Jesús entiende nuestra naturaleza humana. Comprende que cuando algo está lejos de los ojos, también puede estar lejos del corazón. Solamente traten de imaginar lo que sería la vida sin la Eucaristía. ¿Qué otra cosa podría ayudarnos a amarlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario