Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo con la misma intensidad, sin diferencias. No tenemos necesidad de buscar las oportunidades para cumplir este mandamiento, pues están a nuestro alrededor las veinticuatro horas del día. Abramos muy bien los ojos y descubriremos las ocasiones para dar amor y servir justamente allí donde nos encontremos, en nuestras familias; porque si no somos capaces de servir dentro de nuestra propia casa, tampoco lo seremos fuera de ella.
lunes, 11 de marzo de 2013
Los cinco minutos de la Madre Teresa Marzo 11
Debemos amar a Dios y a nuestro prójimo con la misma intensidad, sin diferencias. No tenemos necesidad de buscar las oportunidades para cumplir este mandamiento, pues están a nuestro alrededor las veinticuatro horas del día. Abramos muy bien los ojos y descubriremos las ocasiones para dar amor y servir justamente allí donde nos encontremos, en nuestras familias; porque si no somos capaces de servir dentro de nuestra propia casa, tampoco lo seremos fuera de ella.
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