Cada uno de nosotros debe participar de la pasión
de Cristo con mucho amor. Él busca alguien que lo consuele, que lo reconforte.
¿Haces lo suficiente para ser esa persona? Cristo sufre hoy de muchas maneras
en aquellos que son despreciados: hambriento de amor, nos busca; sediento de
generosidad, nos suplica; deseoso de lealtad, espera en nosotros. Enfermo y en
la cárcel, busca nuestra amistad. Sin hogar, busca refugio en nuestro corazón.
¿Serás para Él esa persona que busca?
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