Si tu corazón está lleno de las cosas del mundo, no puedes escuchar la voz de Dios. Pero cuando has escuchado su voz en el silencio de tu corazón, entonces tu corazón se siente pleno. Entonces, de la abundancia del corazón hablará tu boca.
Si lo escribes, entonces la abundancia de tu corazón llegará a tus manos. Tu corazón hablará a través de tus escritos. Cuando miras a la gente, ellos deben ser capaces de ver a Dios en tus ojos.
La abundancia del corazón se expresa en nuestros ojos, en nuestras caricias, en lo que escribimos, en lo que decimos, en la manera de caminar, en la manera de acoger, en la manera en que expresamos nuestras necesidades. Esta es la abundancia del corazón que se expresa de tantas maneras diferentes.
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