La santidad no es una gran cosa, pero es algo
sencillo cuando le pertenecemos enteramente a María. Si recurrimos a ella
constantemente, nos enseñará a crecer en santidad a través de la obediencia. Si
realmente vivimos unidos a María, nos daremos cuenta de que la obediencia es el
medio más importante para crecer en la santidad y vivir constantemente en
presencia de Dios.
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