En
todo el mundo la gente le ofrece a María, nuestra Madre, cosas hermosas y cubre
su altar con flores. Nosotros no tenemos regalos materiales para ofrecerle,
pero regalémosle flores de generosidad, la flor de una sonrisa de bienvenida.
En este hermoso mes dedicado a ella, coronémosla de las flores fragantes del
amor, la gentileza, la mansedumbre y la humildad que nos prodiguemos los unos a
los otros.
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