La Biblia nos cuenta que María conservaba las
palabras de Jesús en su corazón. Al recibir la Eucaristía y entrar en comunión
con Cristo en nuestro corazón, debemos pensar en lo que María debe haber
sentido cuando el Espíritu Santo tomó posesión de ella y fue «la llena de
gracia», con el cuerpo de Cristo, su hijo, dentro de su ser. El Espíritu en
ella obró con tal energía que inmediatamente se levantó y fue rápido a ayudar a
su prima Isabel.
Cada
Santa Comunión debería producir en nosotros una respuesta similar. El mismo
Jesús que se hizo hombre en María viene a nosotros y se convierte en nuestra
vida. Como ella, debemos tener urgencia por llevar a Jesús a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario